La nena del boli rojo

05 agosto, 2006

Condena histórica en Argentina: 25 años para el "turco Julián"

"Nosotros acá somos Dios, decidimos sobre la vida y la muerte", solía decir Julio Simón, alias "el turco Julián", cuando era uno de los máximos responsables del centro clandestino de detención "El Olimpo", haciendo evidente el horror que se escondía tras el nombre con el que se conocía al edificio. Para no desmerecer a su fama, torturaba a los detenidos a golpe de cadenas para luego echarles sal en las heridas, pero eso, a buen seguro, no fue lo peor que hizo, y tampoco es por lo que le han condenado. Y es que ayer se hizo justicia e historia en Argentina con la primera condena firme por crímenes de la dictadura desde que se derogaran la ley de punto final y de obediencia debida: el "turco Julián" fue condenado a 25 años de prisión por el "caso Poblete".

Pero los casos tienen sus víctimas, y éste no es una excepción. La parte sufriente, los desaparecidos, los mutilados y torturados tienen nombres, como también tenían cuerpos, y caras, y sangre corriendo por las venas:
- José Liborio Poblete: chileno, lisiado tras un accidente ferrioviario, secuestrado en 1978 y conducido a "El Olimpo" donde fue torturado, vejado, obligado por el turco a caminar sobre sus muñones, a practicarle sexo oral a su compañero de celda, a luchar contra otros presos y soportar sesiones interminables de picana. "El cortito", como lo llamaban sus "carceleros", vivió en sus carnes el más tremendo horror de la dictadura argentina. Desaparecido desde 1978. Su silla de ruedas sí se encontró.
- Gertrudis Hlaczik: su mujer, estudiante de psicología, también secuestrada, violada y torturada. El turco acostumbraba a llevarla, desnuda, a rastras por los pelos. También en paradero desconocido desde 1978.
- La hija de ambos, Claudia Victoria: secuestrada con 8 meses de edad, privada de identidad y nombre, entregada a un matrimonio afín a la dictadura: el teniente coronel retirado Ceferino Landa y su mujer, Mercedes Moreira, condenados por estos hechos en 2001.

Si hoy conocemos los datos, el cúmulo de barbaridades y horror vividos por estas tres personas, es gracias a los testigos supervivientes, quienes dejaron constancia en el juicio de las atrocidades cometidas por Julio Simón durante aquellos años. Pero, sin duda, el mejor testigo de la acusación fue el mismo turco Julián, en una entrevista concedida en 1995 al programa "Telenoche Investiga" de canal 13. Un Julio Simón sereno, creyéndose amparado por la ley, se atrevía a hacer afirmaciones como las siguientes:
"Yo frené la horda asesina que nos traían del exterior. No me arrepiento de nada. Si fuera necesario, lo volvería a hacer". (Vía LaNación.com)
"El criterio general era matar a todo el mundo" [...] Acelerábamos el interrogatorio mediante la tortura con shock eléctrico" [pero el método] "era negativo porque el individuo quedaba muy deteriorado". (Vía LaCapital.com)

Pero no sólo por su final es por lo que este caso entrará en los libros de historia: hace cinco años, abrió la puerta a los juicios de los crímenes de la dictadura cuando se convirtió en el detonante inicial para la derogación de las leyes de punto final y obediencia debida. En aquel momento, el juez instructor del caso declaró la inconstitucionalidad de estas leyes a las que se acogían los dos imputados: El turco Julián y Juan Antonio "Colores" del Cerro (este último falleció el año pasado y no ha podido vivir el momento de su condena). Sólo me queda desear que esa puerta hacia la verdad y la justicia no se cierre nunca.

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