Gallardón y el camino de la "rectitud"
Resulta que hoy Gallardón va a oficiar una boda gay, dicho sea de paso, de un compañero de partido; y claro, se le han echado encima: unos aduciendo el trasnochado argumento de siempre sobre la ilegitimidad de las uniones entre personas del mismo sexo; y otros, recordándole que en su día firmó el recurso de inconstitucionalidad y votó en contra de la ley que hoy va a poner en práctica. Los primeros, le recriminan haber fallado a su papel de "político católico", los segundos, haber traicionado a su categoría de "político pepero". En ambos casos, haberse encaminado por el torcido camino de lo impuro, lo "antinatural", lo sucio, lo anticonstitucional... y ese largo etcétera de barbaridades que ofenden el entendimiento, la razón y la lógica.
Mientras tanto, el gallardo Gallardón se defiende diciendo que a veces tenemos que hacer cosas a las que nuestro cargo obliga, y que, mal que le pese (a él o a quien sea), es un procedimiento, hoy por hoy, legal.
Nunca estaré ni siquiera mínimamente de acuerdo con las razones de ninguno de los mencionados para marginar conscientemente a otra persona por con quién se acuesta o a quién quiere, pero he de reconocer, no sin sentirme un poco sorprendida por ello, que algunos de los argumentos vertidos desde el PP dan de lleno al reflejar la hipocresía del alcalde madrileño. Y no es el primer caso, pero tampoco será el último: la realidad, la vida, señores míos, se impondrá a pesar de sus consideraciones, y seguirá siendo diversa, manantial de diferencias. Porque sí, porque somos muchos, y también somos diferentes: somos gays, somos heteros, somos negros, blancos, indios, asiáticos y esquimales; somos católicos, mormones, islamistas y protestantes; somos altos, bajos, gordos, flacos... somos mujeres y hombres... (perdónenme las ausencias en esta lista tan hermosa como interminable). Somos personas, a fin de cuentas, y seguiremos luchando por que se nos respete en igualdad de derechos y oportunidades. Mal que les pese a algunos, les duela a otros y genere esa tensa situación para los más gallardos.
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Guardado en Sociedad, Política.
Mientras tanto, el gallardo Gallardón se defiende diciendo que a veces tenemos que hacer cosas a las que nuestro cargo obliga, y que, mal que le pese (a él o a quien sea), es un procedimiento, hoy por hoy, legal.
Nunca estaré ni siquiera mínimamente de acuerdo con las razones de ninguno de los mencionados para marginar conscientemente a otra persona por con quién se acuesta o a quién quiere, pero he de reconocer, no sin sentirme un poco sorprendida por ello, que algunos de los argumentos vertidos desde el PP dan de lleno al reflejar la hipocresía del alcalde madrileño. Y no es el primer caso, pero tampoco será el último: la realidad, la vida, señores míos, se impondrá a pesar de sus consideraciones, y seguirá siendo diversa, manantial de diferencias. Porque sí, porque somos muchos, y también somos diferentes: somos gays, somos heteros, somos negros, blancos, indios, asiáticos y esquimales; somos católicos, mormones, islamistas y protestantes; somos altos, bajos, gordos, flacos... somos mujeres y hombres... (perdónenme las ausencias en esta lista tan hermosa como interminable). Somos personas, a fin de cuentas, y seguiremos luchando por que se nos respete en igualdad de derechos y oportunidades. Mal que les pese a algunos, les duela a otros y genere esa tensa situación para los más gallardos.
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2 Commentarios:
Un poquito de coherencia sería lo mínimo exigible para cualquier político.
Estoy, como tu, absoluta y radicalmente a favor de las bodas entre personas del mismo sexo y me asquean las muestras de nacionalcatolicismo que se están produciendo con respecto a esta boda. Ahora bien, (ya lo pongo en mi blog), gallardón no casa a dos homoxesuales: casa a dos amigos suyos. Que es peor. Si fueran juan y pepe, vecinos de Villa Atasco s/n, delegaría como ha delegado en otros casos. Este hecho demuestra, más si cabe, la hipocresía de un alcalde que quiere paracer moderado y no lo es. en absoluto.
bueno nuestro buen alcalde como siempre se mueve como quiere en el pp, y lo cierto es que si estubiese en el psoe haría más o menos lo mismo. Así le convenia unirse a su partido contra las bodas homosexuales, y lo hizo, aunque realmente el no estubiese en contra. entonces como se las arregla para dejar claro que el no apoya realmente al pp en la lucha contra la constitucionalidad de matrimonio gay. pues muy sencillo acude a la ley y la cumple, y que mejor manera, que hacerlo con unos amigos de su propio partido, a fin de cuentas si su partido tiene algo que recriminar, lo deveria hacer a los novios y no a nuestro queridisimo alcalde, quien solo cumple con sus obligaciones y hace un favor a una pareja de su partido, que ahora podrán adoptar y tener muchos hijos como los buenos católicos.
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