...y no sólo era el SIDA

Hace unos meses ya le tuve que echar un tachón a la política de inmigración de Andorra por su negativa a conceder la residencia a seropositivos. Hoy he descubierto que no sólo los portadores del VIH tienen negada la estancia y el derecho al trabajo: en los últimos ocho años 950 peticiones han sido rechazadas por motivos de salud, lo que constituye no sólo una práctica disciminatoria sino una auténtica violación de los derechos humanos que, por otro lado, es perfectamente legal dentro de las fronteras del pequeño país pirenáico según aduce su ministerio de justicia. Y es que, por lo visto, en "El Reich de Andorra" hay una lista de enfermedades crónicas e inhabilitantes que ningún "postulante a andorrano" ha de tener. Desde Médicos progresistas se denunciaban, la semana pasada, algunas de esas condiciones que has de reunir para que nunca te dejen trabajar ni vivir en Andorra:
- Tener hepatitis (416 peticiones denegadas)
- Tener diabetes (16 de lo mismo)
- Ser portador del virus del SIDA (56 que tampoco obtuvieron su permiso)
- Padecer obesidad
- Ser sordo
- Ser miope
- Tener ansiedad

Y ésto, señores, ocurre aquí al lado.
Pero ¿qué podemos decir nosotros, habitantes de un país en el que la idoneidad de los inmigrantes viene dada por el PIB de su país de procedencia?

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