Cuando el presente se parece demasiado al pasado o "Madrid Limpio es capital"

Entonces empiezo a sentir un sudor frío, me tiemblan las piernas, tengo nauseas y ganas de pegar a alguien. Y así estoy ahora mismo, tremendo susto el que tengo, gracias a Gallardón y su edil de seguridad, Pedro Calvo, que quieren rescatar del olvido otros tiempos en los que los derechos y libertades eran un lujo sólo al alcance de los ricos y "modélicos" ciudadanos de las clases altas.
En su empeño de dejar la capital limpia, reluciente y a estrenar (después de haberla dejado como un queso gruyere) ahora Gallardón se propone "eliminar" de los espacios públicos esos otros "elementos desagradables a la vista y la moral de los hombres y mujeres de bien". El objetivo en esta ocasión es modificar la ley de fuerzas y cuerpos de seguridad del estado para poder limpiar las calles de Madrid de prostitutas, indigentes y toxicomanos. No sólo es que pretendan restringir a su antojo el uso del espacio público, privando a los ciudadanos de sus derechos, es que se los quieren llevar a la fuerza si es necesario.
Si alguna vez esa modificación llega a ser efectiva (mis ojos no lo vean) legitimará acciones represivas, abusivas y violentas de los cuerpos de seguridad contra cualquiera, y no hará falta más excusa que esgrimir un "me tenía pinta de drogadicto".
Me pregunto quienes serían los siguientes que lastimarán las sensibles retinas que habitan en el ayuntamiento madrileño: ¿los maleantes, los vagos, los homosexuales, los inmigrantes, los que no visten adecuadamente, ese que parece que me mira mal...?

Si es que ya lo decía el eslogan:

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