McGyver, ese artista de la navaja suiza

Los que sean de mi edad recordarán a la perfección la mítica serie protagonizada por un agente secreto de lo más apañado, que le dabas un chicle y lo mismo te abría una puerta que te fabricaba una bomba, así, en un plis-plas. Ni que decir tiene que a las féminas de aquella época nos gustaba casi tanto su peinado como su inteligencia (qué tiempos, qué gustos), y seguro que éramos más de una las que nos quedábamos con la boca abierta mientras se las ingeniaba para hacer un arma mortífera con un mechero y una moneda. El resultado final era siempre el mismo: se libraba por un segundo (que se hacía eterno) de que sus restos acabasen esparcidos por las paredes y, en plena huída, terminaba con los malos. Eso sí, siempre con una contención natural hacia la violencia gratuita. Después, a guardar energías para el siguiente capítulo.

Las artimañas de McGyver nos marcaron durante algunos años. ¿Quién no ha guardado compulsivamente el envoltorio de los Cheiw en aquella época? Confieso: yo sí, aunque sólo fuera para jugar en el recreo a creerme que era él durante un rato y salvaba a todos nuestros compañeros de clase, o lo que es mejor, para dárselos al niño que me gustaba, y que él fuese McGyver, y que me salvase.
Ataques de nostalgia a un lado, el caso es que a alguien se le ha ocurrido recopilar todos los trucos de la serie en una lista, y hoy aparece el enlace en Menéame. (Warning: Niños, no intentéis probar esto si no están papá o mamá en casa)

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