El caso Abu Ghraib: de la arcada al llanto
Hace dos años, cuando salieron a la luz las fotografías de las torturas llevadas a cabo por militares estadounidenses en la prisión de Abu Ghraib, yo no había creado aún este blog. En aquel momento el estómago se me levantó al comprobar el grado de crueldad que puede llegar a mostrar un ser humano. Después llegó la rabia: me indigné para mis adentros, me indigné en compañía, me cabreé con el mundo, con la pequeña (zo***) Lynndie England. A ella la odié a muerte, por ser la cara visible (y sonriente, el colmo del sadismo con los dedos hacia arriba diciendo "pero que cool que soy") de unos hechos en los que había muchos más protagonistas. La vi volver después a los EE.UU. cabizbaja, y me daban ganas de calzarle una capucha en la cabeza. Vi a sus superiores echar balones fuera: "yo no he sido, yo no he sido, han sido unas pocas manzanas podridas" (Donald Rumsfeld dixit, aunque con otras palabras). Vi las denuncias de Amnistía internacional y Human Rights First sobre otros casos de abusos y torturas sistemáticas en cárceles bajo la supervisión estadounidense (está jodido el manzano, me dije para mis adentros).
Hoy veo, gracias a Mangas Verdes, las nuevas fotos del caso Abu Ghraib y vuelvo al principio, a la arcada sistemática. No puedo evitarlo. Sin embargo en esta ocasión la rabia ha encontrado un camino diferente y me veo haciendo muecas y sorbiendo lágrimas de impotencia: Al manzano de marras sólo le han cortado algunas ramas y el propietario del huerto afirma que no sabe quién lo plantó ahí ni tiene por qué saberlo. Y mientras tanto las manzanas siguen pudriéndose en los Guantánamos del mundo.
Abu Ghraib: La galería de los horrores
Campaña por el fin de las torturas de Human Rights First
Informes de Amnistía Internacional
Hoy veo, gracias a Mangas Verdes, las nuevas fotos del caso Abu Ghraib y vuelvo al principio, a la arcada sistemática. No puedo evitarlo. Sin embargo en esta ocasión la rabia ha encontrado un camino diferente y me veo haciendo muecas y sorbiendo lágrimas de impotencia: Al manzano de marras sólo le han cortado algunas ramas y el propietario del huerto afirma que no sabe quién lo plantó ahí ni tiene por qué saberlo. Y mientras tanto las manzanas siguen pudriéndose en los Guantánamos del mundo.
Abu Ghraib: La galería de los horrores
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