Amancio, no seas cafre
Leo en el blog de Javi Moya que ya ha salido, otro año más, la lista Forbes de los más ricos del planeta. No hay ninguna sorpresa en los primeros puestos, pero me llama la atención que nuestro españolísimo Amancio Ortega (Inditex) ocupe el puesto 23 de la conocida lista.
Eso me recuerda que esta misma semana, y también en el blog de Javi Moya, se originó un curioso debate a raíz de un post sobre la importancia del michelín y la ya conocida por todos polémica desatada en la pasarela Cibeles por la extrema -y enfermiza- delgadez de sus modelos. Lo que me llamó la atención del debate y me animó a participar en él fue el comentario de Carla sobre el, sufrido por todos, problema de las tallas en las tiendas de ropa (o el "para quién coj*** fabrican esta ropa, que no hay quien entre"). Curiosamente, descubrimos que el asunto era especialmente sangrante en las tiendas de la cadena del señor Amancio: Bershka, Stradivariuss, Oysho, Pull & Bear, Zara... en especial en el caso de las 3 primeras, donde el margen de tallas con el que trabajan está peligrosamente enfocado hacia gente delgada, o lo que es lo mismo, chicas que usen menos de la talla 40.
Este tipo de práctica empresarial que aquel día no comprendía tiene serias consecuencias y un nada desdeñable grado de corresponsabilidad en la percepción de la imagen personal por parte de los jóvenes. Si tenemos en cuenta que las tiendas del amigo Amancio suponen hoy en día la mayor parte de la oferta textil de las ciudades españolas, que no hay pequeña o mediana empresa que pueda competir con esos precios, que la capacidad adquisitiva de la gente joven no da para mucho y que sus productos marcan la moda del momento, tenemos una serie de claves que lo relacionan directamente con los problemas de alimentación.
Es cierto que no podemos hacer responsable a Amancio de todos y cada uno de los casos de anorexia y bulimia del país. "Si no cabes en la ropa que fabrico y eso te hace creer erróneamente que estás gordo cuando no lo estás, ¡comprátela en otro sitio!" podría responder él, y con toda la razón. El problema, Amancito mío, es que a medida que tú escalas puestos en la lista de Forbes y abres más y más Zaras en nuestras ciudades, la oferta se reduce, las tiendas con tallas normales tienen que cerrar y las que no lo hacen, tienen que subir los precios. Creo que ya descubrí tu truco: ¿cuántos millones más al año ganas escatimando el gasto en tela? Fabricar prendas de las tallas 42 ó 44 y venderlas al mismo precio que las de la 34 no deja los mismos beneficios, ¿eh? Ay, pillín...
Te propongo un trato, Amancio: tú ganas un poquito menos, gastas un poco más en tela y amplías tu margen de tallas. Yo me comprometo a volver a comprar en tus tiendas (porque por fin podré hacerlo) y a dejar de publicar posts como éste.
(Habrá quien me diga que lo mío es pura envidia... mmm... bueno... con el puesto 1500 me conformaba)
Guardado en Actualidad, Sociedad.
Este tipo de práctica empresarial que aquel día no comprendía tiene serias consecuencias y un nada desdeñable grado de corresponsabilidad en la percepción de la imagen personal por parte de los jóvenes. Si tenemos en cuenta que las tiendas del amigo Amancio suponen hoy en día la mayor parte de la oferta textil de las ciudades españolas, que no hay pequeña o mediana empresa que pueda competir con esos precios, que la capacidad adquisitiva de la gente joven no da para mucho y que sus productos marcan la moda del momento, tenemos una serie de claves que lo relacionan directamente con los problemas de alimentación.
Es cierto que no podemos hacer responsable a Amancio de todos y cada uno de los casos de anorexia y bulimia del país. "Si no cabes en la ropa que fabrico y eso te hace creer erróneamente que estás gordo cuando no lo estás, ¡comprátela en otro sitio!" podría responder él, y con toda la razón. El problema, Amancito mío, es que a medida que tú escalas puestos en la lista de Forbes y abres más y más Zaras en nuestras ciudades, la oferta se reduce, las tiendas con tallas normales tienen que cerrar y las que no lo hacen, tienen que subir los precios. Creo que ya descubrí tu truco: ¿cuántos millones más al año ganas escatimando el gasto en tela? Fabricar prendas de las tallas 42 ó 44 y venderlas al mismo precio que las de la 34 no deja los mismos beneficios, ¿eh? Ay, pillín...
Te propongo un trato, Amancio: tú ganas un poquito menos, gastas un poco más en tela y amplías tu margen de tallas. Yo me comprometo a volver a comprar en tus tiendas (porque por fin podré hacerlo) y a dejar de publicar posts como éste.
(Habrá quien me diga que lo mío es pura envidia... mmm... bueno... con el puesto 1500 me conformaba)
Guardado en Actualidad, Sociedad.
2 Commentarios:
Very nice site! » »
It is improbable.
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