La cultura antigordura
Pocas veces estoy de acuerdo con mi casi contemporáneo (¿a que no lo parece?) Juan Manuel de Prada y sus artículos, pero esta vez es una de esas en las que me digo: "Joder, Juanma, qué bueno".
Con Gordos no sólo me he llevado esa agradable sorpresa que no te esperas, sino que, además, nunca podría estar más de acuerdo con él. Será quizá porque la demonización del gordo, segunda fase inevitable, tras la de los fumadores, de la persecución de todo ejercicio de libertades que se está dando en este país me toca mucho las narices, y exactamente por los mismos motivos de la primera fase: gordos y fumadores somos unos apestados sociales que no tenemos derecho a la vida, que dañamos constantemente la retina del que nos ve y la pituitaria del que nos huele, que sufrimos en nuestras carnes la hipocresía de un sistema que nos rechaza pero que, por otro lado, sigue dando carta de legalidad y libre comercio a las sustancias que nos convierten en lo que somos. Y mientras el tabaco sigue siendo legal y los McDonalds proliferan en nuestras ciudades como setas tras un aguacero, nosotros seguimos siendo lo peor de lo peor y es que, en definitiva, el problema es que salimos caros al sistema sanitario.
No digo yo que esto no sea verdad, pero también digo que los accidentes de carretera salen carísimos, pero siguen vendiendo coches que pueden pasar de los 200 km/h a pesar de que, bajo ninguna circunstancia, esa velocidad es legal ni aconsejable; y también salen caros los enfermos de cáncer, y aún hoy en España son muchos los conservantes alimentarios que siguen siendo legales a pesar de haber sido objeto de estudios probatorios de su relación causa-efecto en este tipo de enfermedades; y puestos a decirlo todo: el precio de la vivienda, la subida del Euribor, y ese largo etcétera que, junto con los salarios de risa, contribuye a las estresantes condiciones de vida del españolito de a pie nos sale a precio de riñón: que cada vez son más los que no duermen por las noches, y más los que se medican para poder hacerlo, y las colas de salud mental cada vez más largas, y el consumo de antidepresivos (una de las medicaciones de largo plazo cuyo precio es prohibitivo) cada vez más extendido... y eso lo pagamos todos.
Si a mi querido Juanma le horrorizan esos "manicomios con olor a sobaco denominados gimnasios" a mí me aterra esta nueva cultura del cuerpo 10: sano, ejemplar, incontaminado y dietético que se publicita con cuerpos enfermos de pura desnutrición, artificiales de tanta silicona e irreales como una moneda de chocolate.
Yo me quedo en el mismo lugar que vengo ocupando desde que tengo uso de razón: que cada quien haga con su cuerpo lo que quiera.
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Guardado en Sociedad.
Con Gordos no sólo me he llevado esa agradable sorpresa que no te esperas, sino que, además, nunca podría estar más de acuerdo con él. Será quizá porque la demonización del gordo, segunda fase inevitable, tras la de los fumadores, de la persecución de todo ejercicio de libertades que se está dando en este país me toca mucho las narices, y exactamente por los mismos motivos de la primera fase: gordos y fumadores somos unos apestados sociales que no tenemos derecho a la vida, que dañamos constantemente la retina del que nos ve y la pituitaria del que nos huele, que sufrimos en nuestras carnes la hipocresía de un sistema que nos rechaza pero que, por otro lado, sigue dando carta de legalidad y libre comercio a las sustancias que nos convierten en lo que somos. Y mientras el tabaco sigue siendo legal y los McDonalds proliferan en nuestras ciudades como setas tras un aguacero, nosotros seguimos siendo lo peor de lo peor y es que, en definitiva, el problema es que salimos caros al sistema sanitario.
No digo yo que esto no sea verdad, pero también digo que los accidentes de carretera salen carísimos, pero siguen vendiendo coches que pueden pasar de los 200 km/h a pesar de que, bajo ninguna circunstancia, esa velocidad es legal ni aconsejable; y también salen caros los enfermos de cáncer, y aún hoy en España son muchos los conservantes alimentarios que siguen siendo legales a pesar de haber sido objeto de estudios probatorios de su relación causa-efecto en este tipo de enfermedades; y puestos a decirlo todo: el precio de la vivienda, la subida del Euribor, y ese largo etcétera que, junto con los salarios de risa, contribuye a las estresantes condiciones de vida del españolito de a pie nos sale a precio de riñón: que cada vez son más los que no duermen por las noches, y más los que se medican para poder hacerlo, y las colas de salud mental cada vez más largas, y el consumo de antidepresivos (una de las medicaciones de largo plazo cuyo precio es prohibitivo) cada vez más extendido... y eso lo pagamos todos.
Si a mi querido Juanma le horrorizan esos "manicomios con olor a sobaco denominados gimnasios" a mí me aterra esta nueva cultura del cuerpo 10: sano, ejemplar, incontaminado y dietético que se publicita con cuerpos enfermos de pura desnutrición, artificiales de tanta silicona e irreales como una moneda de chocolate.
Yo me quedo en el mismo lugar que vengo ocupando desde que tengo uso de razón: que cada quien haga con su cuerpo lo que quiera.
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Guardado en Sociedad.
2 Commentarios:
el problema, es que si fumar implica una decisión que va contra lo más instintivo de la supervivencia, lo cual implica desde el uso de la razon y de la livertad (cosas que nos distinguen de ordenadores) el hecho de ser gordo es mucho peor, pues aparte de eso, es muy asqueroso ver a alguien gordo por la calle con las lorzas bien marcadas.
entiende a nuestro querido govierno, que sabe de bien que con gente asi nunca llegaremos al verdadero socialismo, de extrema derecha (por supuesto), por el que tanto luchan
asi practica un poco de socialismo y acata un poco el nuevo orden, no pienses, no escrivas y si puedes pasa en el periodico de la seccion de politica a la de pisos, a lo mejor encuentras un chollo. de lo cotrario tanto pensar te convertira en una contrarevolucionaria, en una revisionista y eso solo nos lleva al regreso de las gaviotas
(disculpad el ensalzado tono ironico, pero es que es flipante)
Esto no tiene nada que ver con unas ideas políticas ggd, sino con sangrarle al ciudadano su sueldo. Ya lo dije una vez, y ahora lo repito. No entiendo el sentido de que el estado venda tabaco y lo prohíba al mismo tiempo, que se gaste dinero en publicidad antitabaco cuando tiene el monopolio.
Con la gente gorda pasa lo mismo, las empresas nos venden comida basura, sinembargo estas mismas empresas nos enseñan a gente en sus anuncios, que dudo que se hayan tomado alguna vez en su vida una hamburguesa.
Además hay que tener en cuenta que la gente es muy hipócrita. Yo conozco a una persona, la cual tiene una amiga (su mejor amiga) que es gorda, pues esta chica dice que si tuviese una tienda nunca pondría a un gordo de dependiente. Es una vergüenza pero las cosas son así.
Además creo que casi todos tenemos incoscientemente un perjuicio contra los gordos, no en vano es el caracter físico del que más burlas se hacen. Ser gordo, tiene que ser un via crucis.
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